La memoria que buscamos recuperar no es solo memoria del pasado, sino también la del presente y del futuro. Construir una pedagogía de la memoria supone encontrar los modos de enseñar a construir memoria, a tener memoria y también los modos en los que esa memoria nos ayuda a construir nuestro proyecto histórico y nuestra historia.
No buscamos contruir memorias episódicas, de corta duración, inconexas, descontextualizadas. Buscamos construir memorias semánticas - su construcción supone formar estructuras nuevas, amplias, relacionales y en plenitud de funciones - ; para hacerlo necesitaremos encontrar y producir nuevos sentidos, y establecer nuevas relaciones entre ellos, entre los nuevos que produzcamos y los que hubiéramos tomado conciencia que producíamos con anterioridad.
He aquí algo que no es de Perogrullo: el proceso de construcción de memoria del pasado implica la toma de conciencia de cuáles eran los sentidos que producíamos y desde que campo de significación lo hacíamos, dónde estábamos situados social, cultural, política, productiva e históricamente.
Deberemos usar la imaginación para encontrar aquello que se nos oculte.
No buscamos un modo de construcción solitario, buscamos modos de construcción colectivos. Sabiendo que hay modos de contrucción que parecen colectivos, pero en realidad no lo son, sino que se imponen como producto dado a un colectivo serializado que lo recibe naturalizado y sigue aplicando - además - el criterio de autoridad como criterio de verdad.
Buscamos construir la memoria de todos, en vinculación intersubjetiva, no la de algunos. Derribar el "de eso no se habla". Mirar la realidad, profunda y desprejuiciadamente, antes de volcarnos a explicarla. Construir una memoria influyente, una memoria viva, una memoria que sirva. Vivir para aprender y aprender para vivir.