Pedagogía de la Memoria

Creemos que la Pedagogía como señala Inés Dussel, no debe ser pensada como un camino o como el mejor modo de trabajar las estrategias más eficaces de transmisión de las memorias del pasado reciente, sino más bien, que la pedagogía debe ser un ejercicio de análisis de los discursos y las prácticas sociales que están disponibles, que circulan, nos rodean como sujetos y actores sociales del presente; y nos muestran cómo estamos atravesados por lo dominante, y al mismo tiempo cómo somos otro distinto que lo dominante. Es así que, evidentemente, no hay una única Memoria sino memorias en plural, que son objeto de disputa política, cultural, histórica y social donde los individuos, los grupos, las instituciones participan y construyen sentidos e interpretaciones que nunca son definitivas ni se clausuran. Es decir, se delinean en el marco de luchas y de relaciones de fuerza, que mutan y se transforman a lo largo del tiempo histórico, cristalizando en algunos momentos en relatos que logran grados de legitimidad social.

domingo, 21 de diciembre de 2014

Crónica del Cordobazo - Por Rodolfo Walsh


"Nuestras clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan héroes ni mártires. Cada lucha debe empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores. la experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan.

La historia parece así como propiedad privada cuyos dueños son los dueños de todas las cosas. Esta vez es posible que se quiebre el círculo..."


Mayo de 1969
Trabajadores metalúrgicos, del transporte y otros gremios declaran paros para los días 15 y 16 de Mayo, en razón de las quitas zonales y el no reconocimiento de la antigüedad por transferencias de empresas.

Los obreros mecánicos realizaban una asamblea y son reprimidos, defienden sus derechos en una verdadera batalla campal en el centro de la ciudad el día 14 de Mayo.

Los atropellos , la opresión, el desconocimiento de un sinnúmeros de derechos, la vergüenza de todos los actos de gobierno, los problemas del estudiantado y los centros vecinales se suman.

Se paraliza totalmente la ciudad el 16 de mayo. Nadie trabaja. Todos protestan. El gobierno reprime.

En Corrientes es asesinado el estudiante Juan José Cabral. Se dispone el cierre de la Universidad.

Todas las organizaciones estudiantiles protestan. Se preparan actos y manifestaciones. Se trabaja en común acuerdo con la CGT.

El día 18 es asesinado en Rosario, el estudiante Adolfo Ramón Bello. Se realiza con estudiantes, obreros y sacerdotes tercermundistas una marcha de silencio en homenaje a los caídos.

El 23 de Mayo es ocupado el Barrio Clínicas por los estudiantes y son apoyados por el resto del movimiento estudiantil.

El 26 de Mayo el movimiento obrero de Córdoba resuelve un paro general de las actividades de 37 horas a partir de las 11 horas, para el 29 de Mayo, con abandono de trabajo y concentraciones públicas de protesta.

Los estudiantes adhieren en todo a las resoluciones de la CGT. Los estudiantes organizan y los obreros también. Millares y millares de volantes reclamando la vigencia de los derechos conculcados inundan la ciudad los días previos.

El 29 de Mayo amanece tenso. Los trabajadores de luz y fuerza son atacados con bombas de gases a la altura de Rioja y Gral. Paz. Una vez más la represión está en marcha.

Las columnas de los trabajadores de las fábricas automotrices llegan a la ciudad y son atacados. El comercio cierra sus puertas y la gente inunda las calles.

Corre la noticia de la muerte de Máximo Mena, obrero mecánico. Se produce un estallido popular, la rebeldía contra tanta injusticia, contra los asesinatos, contra los atropellos. La policía retrocede. Nadie controla la situación.

Es el pueblo. Son las bases sindicales y estudiantes que luchan enardecidas. El apoyo total de la población.

Es la toma de conciencia contra tantas prohibiciones. Nada de tutelas ni usurpadores del poder, ni de cómplices participacionistas.

El saldo de la batalla de Córdoba "El Cordobazo" es trágico. Decenas de muertos, cientos de heridos. Pero la dignidad y el coraje de un pueblo florecen y marcan una página histórica argentina y latinoamericana que no se borrará jamás.

En medio de esa lucha por la justicia, la libertad y el imperio de la voluntad del pueblo, sepamos unirnos para construir una sociedad más justa, donde el hombre no sea lobo del hombre, sino su hermano.

"Nuestras clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan héroes ni mártires. Cada lucha debe empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores. la experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan.

La historia parece así como propiedad privada cuyos dueños son los dueños de todas las cosas. Esta vez es posible que se quiebre el círculo..."


domingo, 14 de diciembre de 2014

Una baldosa colocada por su propio hijo - Página/12 Dom 14 Dic 2014



“Es todo demasiado movilizante”, describió el nieto que acaba de ser recuperado, tras poner un mosaico que recuerda a sus padres en la vereda del departamento del barrio de Villa Crespo en el que vivían al momento de ser secuestrados por la dictadura.


 Por Ailín Bullentini

Un claroscuro, dice el diccionario, es el encuentro entre lo más negro de la oscuridad y lo más blanco de la luz. Un contraste así de fuerte enmarcó la tarde de ayer, cuando militantes, familiares, hombres y mujeres comprometidos de alguna manera con la causa de los derechos humanos violentados en la última dictadura se reunieron en la vereda de un edificio del barrio porteño de Villa Crespo para colocar una baldosa que indica que en uno de esos departamentos “vivieron Hugo Alberto Castro y Ana Rubel, militantes populares detenidos desaparecidos por el terrorismo de Estado en la ex ESMA”. Ese hecho oscuro que la memoria en forma de cemento obliga a recordar a quien pase por Camargo al 200 choca fuerte con una luz intensa, la más intensa por lo esperada, acaso: el hijo de ambos y flamante nieto recuperado, Jorge, ayudó a instalar ese testamento coloreado que cuenta su origen. “Es todo demasiado movilizante”, alcanzó a describir, desde la puerta de la que habría sido su casa si el terror no se hubiese entrometido.

La baldosa es roja. Las letras que cuentan breve la parte más urgente de la vida de Ana, Hugo y Jorge, blancas. Algunas venecitas verdes, naranjas, brillantes, encuadran el texto que Jorge Castro Rubel acaricia despacio, luego de enmarcar la obra con cemento. La sonrisa no se le borró de la cara desde que ingresó a Camargo por Julián Alvarez. La juntada, mezcla de vecinos, compañeros de militancia y cautiverio de la pareja, familiares, miembros de organismos de derechos humanos y curiosos, lo recibió con un aplauso. La mayoría de los presentes tenía alguna razón para saludarlo con besos y abrazos, tenía algo para contarle o que mostrarle. “Yo fui compañero de colegio primario de tu mamá.” “Yo soy hija de quien fue muy amigo de tu papá. Quiero que sepas que nunca dejó de buscarlo.” “Mirá esta foto.” Jorge escuchó, abrazó, besó, siempre con la sonrisa en la cara y su mujer aferrada fuerte de su mano.

Así, también, escuchó a Cecilia, de Barrios por la Memoria y la Justicia, leer los “porqué” de la baldosa en recuerdo de sus padres, así como las anécdotas y recuerdos de quienes militaron con ellos en las Fuerzas Armadas de Liberación (FAL). Todos le hablaron a él. “La idea es que hoy en este presente armemos todos juntos el mosaico de las vidas de Ana y Hugo, enriquecida y completada con la aparición de su hijo”, inauguró Cecilia, que explicó que Barrios por la Memoria “desde 2006 coloca baldosas para marcar pasos en vida de quienes fueron secuestrados, asesinados y desaparecidos”.

La idea de homenajear a la díada Castro-Rubel llegó a Barrios Villa Crespo desde un grupo de compañeros de militancia de la pareja. “Somos los pocos sobrevivientes que tuvo nuestro grupo de militancia”, destacó Nora en relación con las FAL “Bruno Cambareri”. Ella y algunos más –Eva, Vicen, Marcela, Marta, Graciela– sufrieron el exilio, pero no dejaron de buscarse al regreso. “Cuando nos reencontramos nos propusimos dos cosas: homenajear a los desaparecidos de nuestro grupo y saber qué había pasado con el hijo de Ana y Hugo”, continuó. Acudieron a sobrevivientes de la ex ESMA y a Abuelas, donde a principios de este año grabaron videomensajes para el joven, “por si aparecía”. “Cuando nos dijeron no solo que habías aparecido, sino que te habías presentado vos mismo a dar muestra y que conocías y reivindicabas la lucha de tus padres, nos dio una inmensa alegría –le dedicó a Jorge–. Tus padres estarían reorgullosos de vos.”

Ana era “brillante, lúcida, inteligente, gran persona”, según describieron sus compañeros. El Cabezón, como le decían a Hugo, también. “Y solidario”, añadieron. Ana creció en Chaco. Sus compañeros de las FAL creen que se sumó a esa organización militante setentista por influencia de su hermano, Oscar. Estudió un tiempo administración de empresas, pero después decidió “proletarizarse” como un paso más en su camino de compromiso “por un mundo mejor”. Trabajó en Mazawatee, una fábrica de té. Hugo era maestro mayor de obras y avanzó algo en su carrera de Arquitectura, pero la militancia lo alejó de la academia, aunque no así de la universidad: “Voy a seguir viniendo para seguir participando en política acá adentro”, contó ayer que le aseguró a Vicente Muleiro, su amigo de la adolescencia. Parte del mismo plan fue, también, el convertirse en obrero y se sumó a la Ford. Sus compañeros creen que de ahí salió marcado. Poco tiempo después de haber presentado su renuncia, fue secuestrado con Ana, panza y todo.

Ana y Hugo se conocieron militando en las FAL, creen sus compañeros. “Militábamos las 24 horas, todo era voluntad, creación, cambiar el mundo, sentirnos parte de la gesta que se estaba dando. Decidimos que íbamos a tener hijos e íbamos a cuidarlos porque íbamos a ganar, con todo el apasionamiento que teníamos entonces”, sostuvo Eva, quien alcanzó a despedirse de la mamá de Jorge, le acarició la panza en donde ya crecía él, y recibió de ella un collar de regalo, que aún atesora: “Por suerte... y por suerte también lo tendrás vos desde ahora”.

Eva fue la responsable de contar la historia de los padres de Jorge aquel día de octubre pasado en el que hicieron, junto a Barrios por la Memoria y la Justicia, el mosaico que desde ayer los recuerda en la puerta de su último hogar. “¿Será que lo convocamos?”, se preguntó Cecilia en relación con el flamante encuentro del hijo de ambos: “Hay algo mágico en esta baldosa, un milagro de amor que definitivamente está sostenido por algo muy terrenal: la lucha inclaudicable por la memoria, la verdad y la justicia”.